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10 El rey se dirigió entonces al templo de Bel acompañado de Daniel. 11 Los sacerdotes le dijeron:

—Vea Su Majestad cómo nosotros nos vamos de aquí en seguida; y ponga Su Majestad mismo los alimentos y prepare el vino; luego cierre con llave la puerta y séllela con su sello. Si al volver Su Majestad por la mañana encuentra que Bel no se lo ha comido todo, moriremos; pero si las acusaciones de Daniel contra nosotros resultan falsas, será él quien deba morir.

12 Los sacerdotes no le daban importancia al asunto, porque debajo de la mesa habían hecho una entrada secreta y por ella entraban siempre para comerse los alimentos.

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